miércoles, febrero 23, 2005
De los Intercambios y otros Sagrados Misterios
Apropósito de la buena nueva que han recibido el pequeño Miguel y la pequeña Sonia, quienes están a una semana de disfrutar de un viaje a Disneyworld con todos los gastos pagos...
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...vuelve a ponerse en el tapete la cuestión sobre el llamado "intercambio humanitario", ese que ya habíamos mencionado, por ejemplo, en una reciente divagación sobre el mundo del comercio agrícola. Y en otra no tan reciente sobre las heroínas nacionales de "la France".
En el fondo, el tema es una cuestión de orgullos y de terquedades a ambos lados. Como suele ser la regla en Colombia y por extensión en Iberoamérica en general...pero tal operación es un mal necesario. Los familiares de Ingrid y los demás merecen la oportunidad de recuperar a sus seres queridos y vivir con ellos una vida normal. A eso no me opongo.
Aunque sólo sea humanitario de ese lado, del de la señora Ingrid y los demás secuestrados, porque están sufriendo en la selva y en el monte sin ni siquiera la protección nominal de los elementales derechos de la Convención de Ginebra, sus Protocolos (en particular el II) y demás reglamentos del "derecho internacional humanitario" (aunque la guerra, al fin y al cabo, tenga poco de "humanitaria").
Esos que las FARC, en boca de "Simón el bobito", dicen que no los afectan al ser un "concepto burgués" pero que de todas formas cumplirían con la mayoría de ellos. Eso es igual que el "acato, pero no obedezco" de nuestro pasado colonial.
Vale aclarar que de tales "conceptos burgueses" sí disfrutan, mal que bien, la mayoría de los guerrilleros presos. Y tienen derecho a un abogado, aunque eso no sea muy disfrutable que digamos...
Pero del lado de las FARC, todo ésto se trata fundamentalmente del canje (la palabra que ellos han usado desde el principio) de unas mercancias inútiles por otras útiles, militar y políticamente. ¿Qué utilidad militar tienen la señora Ingrid o Clara Rojas? Cero. Les hacen gastar personal en su cuidado, les dañan su imágen de revolucionarios y quizás hasta les cause a algunos un remordimiento secreto, no sé. No he espiado los confesionales marxistas últimamente.
Si bien es claro que los secuestrados "políticos" (valga la redundancia) sí tienen algún uso político en lo que es presionar por la realización del canje, pero sólo en la medida en que les ayudan a las FARC a conseguir algo más concreto. Como, por ejemplo, lo es el reinsertar a sus filas guerrilleros curtidos, incluyendo a los que ya tienen un par de tiquetes de avión en los bolsillos, para ir a visitar a Simoncito y a Gilbertico.
Y por el lado del gobierno nacional, es evidente que el presidente Uribe y su gabinete también tienen sus propios intereses, tanto políticos como militares, detrás de las diferentes posiciones que han tomado al respecto. Se habla de que un canje "desmoralizaría" a los soldados, o que le causaría daño político a Uribe, cuando su reelección se acerca, al hacerlo ver débil.
Más mal no podría estar nuestro mandatario de (primero y quizás no último) turno. Ni que los soldados de mi pueb...perdón, soldados de la patria, fueran así de sensibles. Además, las encuestas, las mismas que le dan 70% de popularidad al presidente, han mostrado una creciente favorabilidad hacia el "intercambio humanitario". Pero aún si el canje tuviera efectos nocivos militarmente, creo que valdría la pena intentarlo.
Vuelvo a decir que sería un mal, pero al fin y al cabo uno necesario. En el lejano Oriente Medio, Israel y una organización también considerada como terrorista, (y lo es) han sido capaces de realizar canjes de prisioneros. Y yo no creo que dichos musulmanes liberados vayan a "comprometerse a no delinquir".
Es más, Ariel Sharon y los herederos (más bien desheredados, si el pobre pudiera verlos) de Yasser Arafat también han sido capaces de intentar llegar a acuerdos, y como resultado, hace poco tiempo han sido liberados 500 palestinos (supongo que tanto pacifistas como belicistas) de las cárceles judías.
Si hasta en un desierto es posible hacerlo, entre dos pueblos que se odian tanto, ¿porqué no se podría hacerlo en Colombia, entre los colombianos?
Por pura y física terquedad, nada más.
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