martes, febrero 22, 2005

El Dr. Rodrigo y Mr. Granda



No había sido posible abordar en su momento la tragicomedia protagonizada por el guerrillero trotamundos de las FARC, conocido como Rodrigo Granda Escobar, con la actuación estelar de los mandatarios más pantalleros de la región (cada uno a su manera y por razones diferentes, por supuesto...con el objetivo común de sumar votos en sus respectivos electorados), pero las noticias de la actualidad inmediata nos proporcionan una nueva oportunidad de hacerlo.

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El caso es que resulta que Rodrigo Granda aparentemente ejercía de agrónomo experto para ayudar a asesorar la cosecha de dos siembras exóticas de gran valor económico y ecológico. No es cuento, ni me he vuelto un adicto al mundo botánico espontáneamente, esperen y verán.

Todo indica que una correspondía a una variedad nacional, aunque muy cotizada en el exterior francoparlante, mientras que la otra era una especie enteramente extranjera, nativa del remoto Paraguay y totalmente desconocida para la mayoría de nosotros (no por ello, eso sí, menos valiosa).

En el primer caso, la siembra había sido realizada aquí en nuestra bella Colombia, de la mano de los colegas farianos más íntimos del doctor Rodrigo. El mismo doctor Rodrigo, según se ha revelado hoy, de la manera más atenta buscaba concretar el negocio del año al exportarla libremente por medio de Francia, a cambio de la concreción de un antiguo traslado de ciertos científicos físicos y químicos enfermos a un mejor lugar de reposo.

Sin embargo, según ciertos habitantes de nuestro vecindario, tal operación habría sido interrumpida por la desaparición física del doctor Rodrigo, quien vacacionaba en Caracas tranquilamente, antes de ser víctima de un plan capitalista de competencia desleal por parte del gobierno colombiano

El gobierno nacional, por medio de su agrónomo en jefe , ha calificado éstos reclamos sobre dicho negocio como fraudulentos e insiste en que, a pesar de su buena disposición, no hay todavía las condiciones para una firma exitosa del contrato (primero deben cumplirse con ciertas garantías comerciales y pagar derechos de aduana atrasados).

Mientras tanto, en el segundo caso, de manera casi simultánea, mister Granda había prestado secretamente su gran experiencia y asesoría técnica en las lejanas tierras paraguayas, atendiendo a las peticiones de un gran amigo y patriota, e inclusive estaba gestionando invitaciones a varios ilustres paraguayos para un curso complementario de agronomía en nuestra hermosa chacra. Tristemente, la producción terminó en tragedia al pudrirse literalmente la siembra gracias a las malas atenciones de los granjeros locales, y hubo que cerrar la sucursal, en medio de gran polémica, tanto para mister Granda como para dichos hombres del campo.

Habrá que esperar a ver cómo reaccionan finalmente los inversionistas ante éstos hechos ( y los que les sigan). Hechos que, a juicio de éste servidor, demuestran un cierto grado de ética comercial deplorable, no sólo por parte de Rodrigo Granda y sus asociados, sino también de parte de las otras entidades involucradas en lo que es hoy el sucio mundo de los negocios agrícolas.



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