martes, abril 26, 2005
Con Su Música a Otra Parte
Me disculpo con los lectores por la demora en la actualización, pero a veces así es la vida real...no siempre hay tiempo para todo, y como el tiempo es oro en el mundo moderno, muchos de nosotros somos simples esclavos del reloj.
Y aquí tenemos a otro que ya se le acabó su cuarto de hora, el señor James Lemoyne de la ONU, quien se marcha en cuatro días y deja en suspenso una labor de "buenos oficios" para la paz que en un principio prometía mucho, pero que concretó muy poco, después del fracaso de la "negociación" (¿qué tanto se alcanzaría a negociar en medio de tanta disputa?) del Caguán.
Leer...
Ya desde hace rato estaba alistando maletas, su salida era inminente y personalmente yo creía que ya se había largado. He encontrado una reflexión interesante al respecto, que quizás valdría la pena revisar, del ex-consejero de paz José Noé Ríos Muñoz.
Recuerdo bien que el señor Lemoyne a veces sonaba un poco prepotente en sus declaraciones por televisión, sobre todo allá por el 2002 o 2003, después del final de las conversaciones con las FARC. Pero tal vez esa independencia y terquedad estaba bien intencionada, para tratar de encontrar un punto flexible entre las posiciones de unos guerrilleros egocéntricos y un mandatario autoconvencido de que aquí no hay "conflicto armado" sino sólo "amenaza terrorista".
Como lo han dicho varios personajes en éstos días, no es sólo una cuestión de palabras, tiene muchas implicaciones prácticas. Aquí sí hay un conflicto armado, así se encuentre acompañado de terrorismo, porque al mismo tiempo hay un conflicto más amplio que no puede ser reducido al "terrorismo" puro y nada más.
Tal vez eso sea como descubrir el agua tibia, ya lo sé. Pero desde ese punto de vista, una labor más activa de la ONU y de Lemoyne, aunque con roces y molestias, hubiera sido útil para reducir el oso diario que supone discutir pendejamente esos detalles, tan pequeños pero tan importantes.
No todo lo que hizo (o quería hacer) Lemoyne fue "color de rosas", por cierto. Estoy de acuerdo con el artículo de Noé Ríos cuando dice lo siguiente:
...pudo haber sido equivocado negarse de plano a que la ONU participara en el proceso con las autodefensas, en lugar de ofrecer estar ahí pero poniendo condiciones. Tan erróneo fue, que el Gobierno acudió a la OEA y en un golpe de estrategia política convirtió la ONU en organismo innecesario. Ha debido cumplir una labor pedagógica en el Gobierno...
Ya varias veces se ha hablado aquí sobre el enredo permanente en que están envueltos el gobierno, las AUC y el resto de los implicados en el proceso de paz (¿qué tanto se logrará ahí para alcanzar la paz?). Más allá de la crítica externa, así sea totalmente válida, hay que presentar alternativas constructivas. Si el barco está en peligro de hundirse, en algún momento hay que dejar de gritar y ayudar a taponar las goteras o a preparar los salvavidas.
Claro, es cierto que la ONU en éstos días está algo desprestigiada, pero sinceramente, un acompañamiento de esa entidad podría ser más útil para todos, víctimas, gobierno, paras y el resto de los colombianos, que lo que ha hecho la bien entencionada pero más flácida OEA.
Si creemos que no necesitamos a nadie y seguimos actuando a nuestro propio ritmo,"a la colombiana", no sólo nos va a seguir viendo mal medio mundo, sino que los Toribíos y los Apartadós se van a seguir multiplicando todavía por un buen tiempo, en éste nefasto laberinto que es la guerra en Colombia.
Y aquí tenemos a otro que ya se le acabó su cuarto de hora, el señor James Lemoyne de la ONU, quien se marcha en cuatro días y deja en suspenso una labor de "buenos oficios" para la paz que en un principio prometía mucho, pero que concretó muy poco, después del fracaso de la "negociación" (¿qué tanto se alcanzaría a negociar en medio de tanta disputa?) del Caguán.
Leer...
Ya desde hace rato estaba alistando maletas, su salida era inminente y personalmente yo creía que ya se había largado. He encontrado una reflexión interesante al respecto, que quizás valdría la pena revisar, del ex-consejero de paz José Noé Ríos Muñoz.
Recuerdo bien que el señor Lemoyne a veces sonaba un poco prepotente en sus declaraciones por televisión, sobre todo allá por el 2002 o 2003, después del final de las conversaciones con las FARC. Pero tal vez esa independencia y terquedad estaba bien intencionada, para tratar de encontrar un punto flexible entre las posiciones de unos guerrilleros egocéntricos y un mandatario autoconvencido de que aquí no hay "conflicto armado" sino sólo "amenaza terrorista".
Como lo han dicho varios personajes en éstos días, no es sólo una cuestión de palabras, tiene muchas implicaciones prácticas. Aquí sí hay un conflicto armado, así se encuentre acompañado de terrorismo, porque al mismo tiempo hay un conflicto más amplio que no puede ser reducido al "terrorismo" puro y nada más.
Tal vez eso sea como descubrir el agua tibia, ya lo sé. Pero desde ese punto de vista, una labor más activa de la ONU y de Lemoyne, aunque con roces y molestias, hubiera sido útil para reducir el oso diario que supone discutir pendejamente esos detalles, tan pequeños pero tan importantes.
No todo lo que hizo (o quería hacer) Lemoyne fue "color de rosas", por cierto. Estoy de acuerdo con el artículo de Noé Ríos cuando dice lo siguiente:
...pudo haber sido equivocado negarse de plano a que la ONU participara en el proceso con las autodefensas, en lugar de ofrecer estar ahí pero poniendo condiciones. Tan erróneo fue, que el Gobierno acudió a la OEA y en un golpe de estrategia política convirtió la ONU en organismo innecesario. Ha debido cumplir una labor pedagógica en el Gobierno...
Ya varias veces se ha hablado aquí sobre el enredo permanente en que están envueltos el gobierno, las AUC y el resto de los implicados en el proceso de paz (¿qué tanto se logrará ahí para alcanzar la paz?). Más allá de la crítica externa, así sea totalmente válida, hay que presentar alternativas constructivas. Si el barco está en peligro de hundirse, en algún momento hay que dejar de gritar y ayudar a taponar las goteras o a preparar los salvavidas.
Claro, es cierto que la ONU en éstos días está algo desprestigiada, pero sinceramente, un acompañamiento de esa entidad podría ser más útil para todos, víctimas, gobierno, paras y el resto de los colombianos, que lo que ha hecho la bien entencionada pero más flácida OEA.
Si creemos que no necesitamos a nadie y seguimos actuando a nuestro propio ritmo,"a la colombiana", no sólo nos va a seguir viendo mal medio mundo, sino que los Toribíos y los Apartadós se van a seguir multiplicando todavía por un buen tiempo, en éste nefasto laberinto que es la guerra en Colombia.
Para reclamos penales, favor no contacte al autor. Seguramente se le practicará la abstención activa.
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