sábado, mayo 27, 2006

Los candidatos (IV): Uribe

Finalmente, hablemos de Álvaro Uribe antes del día de elecciones.

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Uribe va a adelante en todas las encuestas, pero no está garantizado que logre la victoria en primera vuelta. Sin duda que bastantes personas, especialmente en las zonas urbanas de mayor concentración de población, consideran que su gobierno ha logrado consolidar diversos logros en materia de seguridad y que se ha podido gozar de una relativa bonanza económica. Mantiene, además, una credibilidad y capacidad de trabajo que le permite realizar varias promesas. Sería incorrecto atribuirle todos los méritos únicamente al Presidente como tal, cuando corresponden tanto a buenas acciones del gobierno como a coyunturas favorables, pero esa parece ser una percepción casi generalizada. Razonable en algunos casos, cuestionable en otros, pero en general más positiva que negativa.

Aún así, el candidato-presidente tiene su lado malo, empezando por su temperamento. No es difícil ver que su carácter tiende a ser autoritario, asumiendo el rol del padre castigador que regaña a los niños malos, y su orígen ganadero explicaría una parte de esa actitud, que es muy conservadora social e ideológicamente. Eso no significa que sea un "dictador" pero no deja de tener sus efectos negativos, como lo es su inclinación a evadir ciertas críticas o a reaccionar verbalmente sin mayores contemplaciones. Todo ello demuestra algún grado de propensión a la intolerancia e impaciencia, algo que tanto Yoga Nidra y Chi Kung no habría logrado dominar, así como tampoco las famosas goticas. Uribe se ha cuidado de llegar a los insultos más explícitos, lo que hay que abonarle porque sí que hay provocaciones, pero de todas formas en varias ocasiones le ha faltado la paciencia y diplomacia que demanda su cargo.

Su otro gran defecto son las malas compañías que lo han llegado a rodear. No sólo las ha tolerado sino que inclusive puede llegar a sentirse cómodo a su lado, dándoles muy rápidamente el beneficio de la duda frente a serias acusaciones. Son personajes como Carlos Nader, Fernando Londoño o el General (R) Rito Alejo del Río, entre bastantes otros, además de una poco clara conexión con Pablo Escobar que no ha hecho sino fomentar toda clase de especulaciones. Algunos han sido probados criminales, otros han sido acusados de varios delitos, o simplemente son individuos que se han merecido una mala imágen pública por cualquier razón. No todos son iguales, y algunos serán inocentes, pero no dejan de ser motivo para desconfiar del sentido común del candidato Uribe. Cuando hay que distinguir entre la amistad personal y la rectitud moral, a un Jefe de Estado se le exige ser imparcial inclusive frente a los mejores amigos o camaradas. Eso va no sólo para Uribe, sino para todos los demás.

Espero que a la hora de votar por un candidato, cualquiera que él sea, los colombianos evaluemos tanto sus propuestas de gobierno como sus características personales. No pretendo descubrir cuál sería el punto de equilibrio entre ambas, porque cada votante deberá utilizar su propio juico y sus propias prioridades para elegir, ojalá libre y responsablemente, al próximo Presidente de la República.



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