viernes, mayo 13, 2005

Galán Todavía Sigue Muerto


Esa es la trágica realidad que seguirá rondando en las cabezas de los colombianos, la ausencia permanente de Luis Carlos Galán, quizás uno de los pocos políticos de su época sobre el cual se ha podido realmente establecer un "antes" y un "después". No es cuestión de mesianismo, pues un ser humano más no iba a solucionar todos los problemas del país, no, pero tenía el derecho a jugársela por las necesidades de sus compatriotas. Y se la jugó, al fin y al cabo, hasta el día de su magnicidio.

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Siendo así, por supuesto que ahora celebro el reciente arresto de Alberto Santofimio, antigüo político del Partido Liberal Colombiano, por la que sería su aparentemente casi confirmada (por un Oviedo y un "Popeye", sí, pero...¿quién más iba a hacerlo, si a la mayoría de los otros los silenciaron a bala?) participación intelectual en el horrible crímen de un colombiano honesto.

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Desde hace rato se sabía que Escobar, Rodríguez Gacha "El Mexicano" y los otros capos del Cartel de Medellín se habían reunido para discutir el magnicidio de Galán, con la ayuda maldita de algunos elementos corruptos de las fuerzas de seguridad del estado (es que en los 80s fue que empezó a notarse de verdad la corrupción institucional, en medio de un río de sangre), pero las responsabilidades políticas no pasaban del nivel de rumores , así fueran bastante fuertes las acusaciones indirectas. Es decir, persistía la impunidad.

No es que Santofimio sea el único culpable, pero si hasta en el proceso 8.000 se metió, años después, por algo sería. Eso demuestra una especial falta de reflexión, falta de arrepentimiento, falta de rectificación. Galán para él era un enemigo político más, un obstáculo a sus ambiciones, un competidor contra quien no podía ganar jugando limpiamente. Por eso Santofimio se ensució las manos, ensució su conciencia, y ensució al país. ¿Y para qué? Para asegurar sus propios intereses y nada más.

Me imagino que seguro alguien dirá que él y Galán no eran más que unos "populistas", sólo que de diferente bando. Es posible, superficialmente, pensar eso desde la perspectiva actual...hablaba con la gente común, hacía manifestaciones multitudinarias, se expresaba con emoción y vigorosidad, usaba consignas sociales, etc. Pero Galán, con todo y su "populismo", no era comparable con ningún Santofimio, ni siquiera con un Chávez.

Y si a eso vamos, por más que se quiera y pueda criticar a Galán por ser "populista", al fin y al cabo, los consejos comunales del actual presidente de Colombia (y el programa "Aló Presidente" del líder del vecino país) también son criticables por lo mismo, pero eso no les impide tener cierta utilidad.

Con todo, Galán de hecho rechazó a Pablo Escobar, rechazó a la vieja clase política (aunque hacia el final tuvo que volver al Liberalismo oficial, es cierto, pero no era pecado), rechazó la violencia revolucionaria, no tuvo miedo de enfrentar la muerte a pesar de los evidentes peligros, y apoyó con fuerza la extradición de colombianos a Estados Unidos, todo ello en un momento en que eso era igual a un suicidio político y físico. ¿Quién más lo iba a hacer? Nadie, porque nadie más lo hizo.

Es más, me atrevo a decir, con el permiso de los chavistas y similares, que Galán era superior a Chávez tanto intelectual como moralmente, y hasta podría decirse que fue el precursor del actual movimiento hacia la izquierda/centro-izquierda (incluyendo la izquierda no violenta y no chavista, sobretodo) en América Latina.

Al parecer un ex-presidente venezolano, cuyo nombre no recuerdo, también identificó lo mismo en esa época, según una entrevista que le hicieron a Galán hace tantos años (reproducida en un documental que Caracol ha pasado por TV al menos dos veces, entre el año pasado y éste).

"En Colombia se necesita una revolución electoral, para que no haya una revolución violenta".


A pesar de los defectos que tenga la frase (ya había una revolución violenta, pero no se había dejado agravar impunemente hasta llegar a su nivel actual), Galán representaba la esperanza de poder empezar a concretar un cambio radical (sin tener que ser socialista, al menos no de la manera en que Chávez parece querer serlo) y cada vez más necesario dentro del sistema político colombiano. Desafortunadamente, se perdió esa oportunidad en 1989, como tantas otras de nuestra triste historia. Apenas quedaron los restos y algunos de ellos pasaron a la Constitución de 1991, pero no sobrevivieron mucho más allá.

Y luego nos quejamos de porqué estamos los colombianos en las que estamos, si cada que alguien dice algo que suene a "reforma agraria" (o peor, a "revolución", en cualquier contexto no violento) en la historia del país, ya se le considera cercano a la "chusma", a los "indios ignorantes", o a los "comunistas ateos". Resultado: los cambios necesarios se paralizan y se aplazan indefinidamente, hasta la próxima vez que alguien se atreva a mencionarlos.

Hoy sigue siendo evidente que Galán no va a revivir, seguirá en su tumba, junto con el galanismo y el Nuevo Liberalismo. Sus banderas contra la corrupción, el narcotráfico, la politiquería excluyente, el malestar social y la violencia han quedado dispersas por doquier, sin que nadie las vuelva a recoger del todo, fuera de las campañas electorales. Quizás ni siquiera el mismo Galán las habría podido mantener todas a su lado, pero él merecía intentarlo y nosotros merecíamos experimentarlo. Las balas intolerantes y egoístas lo impidieron.

Pero, así sea inútil decirlo, considero que todavía hay que volver a reflexionar, como lo hacen sus propios hijos entre otros, sobre lo que Galán proponía, hacer el esfuerzo por agrupar una vez más esas ideas, sin por ello bajar la guardia ante los problemas más inmediatos que seguimos teniendo (y en buena parte se han agravado como resultado de la muerte de Galán...o inclusive de la de Jorge Eliécer Gaitán y otros más que asumieron papeles similares en su tiempo).

No es fácil, hay que construir paciencia y ganarse la cooperación de muchos para lograrlo, pero la alternativa es seguir matando a Galán diariamente, una y otra vez, no con las balas pero sí con el olvido y la indiferencia...hasta que ya nadie se acuerde de él ni, lo que es realmente significativo, de lo que representaba.

"Reorganizar la democracia colombiana; unificar a la Nación y conseguir una paz auténtica y perdurable para todos los colombianos; asegurar el papel histórico de nuestro país en la evolución de América; conquistar e integrar a la vida nacional la totalidad del territorio; acrecentar los recursos materiales y espirituales del pueblo colombiano; reivindicar el derecho de los colombianos a manejar y controlar los recursos naturales; devolver al ser humano su valor como eje de la sociedad; lograr la igualdad básica de oportunidades y derechos entre todos los colombianos; recuperar la dignidad de los poderes del Estado; modernizar la organización de las distintas colectividades políticas".





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