sábado, mayo 07, 2005
El Nudo Gordiano (I)
Siguiendo las sugerencias de los lectores, intentemos hablar del tema que Lina ha sugerido: "...como sería el pais con un buen Presidente...que políticas tomaría un buen presidente para 'desenredar' a Colombia de una vez por todas". Es una buena pregunta, sobretodo porque va directamente al grano, así sea sobre un nudo que es muy difícil de desatar.
Después de criticar tanto, ¿qué propondría hacer entonces? No soy político, ni quiero serlo ni pretendo saber toda la verdad (más aún si la verdad no es más que una construcción, como creo llegar a entender ahora), pero soltemos algunas claves que podrían ser de utilidad para responder a esa gran pregunta.
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Hay muchas propuestas útiles y necesarias que podrían hacerse, demasiadas para contar en un solo lugar tal vez...creo que lo mejor es partir de la actualidad y ver qué sí se estaría haciendo más o menos bien en cada campo, pero también, como ya se imaginarán, cuestionar otras cosas que hay que descartar de plano y/o volverlas a replantear totalmente.
Obviamente, eso limita un poco las opciones, porque no todo se puede hacer al mismo tiempo, ni es facil cambiar el país de un día para otro, así eso sea lo que muchos desearíamos en el fondo. Algunas de las recomendaciones son más claras que otras, no todo es igual de fácil de hacer, y en buena medida se resumen en tres elementos: pensar a largo plazo, tener mayor voluntad política y conseguir mayor financiación. Para más ampliación de la información (un poco larga, sí, pero en los subtítulos se resume la idea general):
Seguridad:
-Continuar con la profesionalización de las FF.MM. y la mayoría de estrategias de seguridad a mediano plazo, sin caer en el triunfalismo,
Aceptamos que una operación ofensiva como el llamado Plan Patriota no puede considerarse como la "solución definitiva" a la que hay que apostarle todos los recursos sin tener reservas disponibles, descuidando la defensa de otras zonas. Sin botar a la basura los avances, hay que ser flexibles y creativos según lo ameriten las circunstancias, no "casarse" para siempre con una sola línea estratégica.
-Empezar a acompañar las operaciones militares de un verdadero plan de inversiones, asistencia y consolidación socioeconómica.
Lo que es mucho más que una simple forma de aceptar que estamos en un conflicto armado con un componente socioeconómico y político básico, por más que con el tiempo haya sido distorsionado por el terrorismo y el narcotráfico. Sobre todo, hay que invertir en las zonas que hasta ahora sólo tienen presencia militar y poco más, pero también en las ya consolidadas. ¿De qué sirve tener 300 soldados en 10 pueblos del Caquetá si muchos quedan medio vacíos y la población se siente "ocupada" y no realmente "defendida"? Lo que se gana hoy con las armas se pierde mañana con la ausencia del resto del estado, y eso es grave.
-Ser más abiertos a la hora de promover la posibilidad de una futura negociación, especialmente la de un intercambio "humanitario" de prisioneros.
Sin ser pendejos pero tampoco tercos, claro. Estamos en un conflicto armado y es posible negociar acuerdos, pequeños y grandes. Así esto implique que vuelvan algunos guerrilleros a las filas del enemigo y/o despejar temporalmente una zona de tamaño razonable (razonable, repito, no un Caguán). No es por cobardia, es que si las cosas se hacen con inteligencia la relación costo-beneficio favorecería al estado; a veces las victorias más contundentes se obtienen después de ceder un poco de terreno para contraatacar desde una mejor posición. Defender tercamente una posición insostenible no es más que una muestra de valor inútil, si el enemigo consigue rodearnos lentamente y luego nos derrota por detrás. No hay que ceder la iniciativa estratégica militar, pero tampoco la política. Citando a alguien que no recuerdo ahora mismo: "la razón sin fuerza es impotente, la fuerza sin razón es brutalidad".
-Respetar la neutralidad y autonomía de aquellos que la demanden y la practiquen.
Tratar de forzar a la gente que se declara neutral, específicamente a los indígenas para hablar de un caso concreto, a que apoye o acepte incondicionalmente a uno de los bandos, es contraproducente. Sólo cuando se les demuestre que obtendrán beneficios reales de hacerlo, entonces quizás sí lo harán voluntariamente. Mientras tanto, hay que respetar lo que dicen la Constitución y las leyes al respecto, y siempre cumplir con las reglas internacionales sobre la guerra. Obviamente, hay que estar vigilantes para no permitir que alguien se aproveche de la situación, pero no partir de esa base desde el principio. Y si se dice que la guerrilla y los paras no respetan la neutralidad sino que imponen siempre su voluntad a punta de intimidación, pues entonces hay que dejarlos en evidencia y denunciarlos, no imitarlos, porque eso no sirve a la larga sino para empeorar las cosas.
Justicia:
-Seguir implementando el sistema penal acusatorio, e ir quitándole gradualmente varias funciones a la justicia penal militar, que ha sido inefectiva.
Sobre todo en lo que tiene que ver con investigar y juzgar los abusos a civiles y los errores disciplinarios graves, ya que se ha demostrado de sobra que la justicia penal militar en general no cumple con lo que se espera de ella tanto nacional como internacionalmente, por ser las FF.MM. demasiado corporativistas. Pero lo peor es que terminan haciéndose daño a ellas mismas y al país en general, lo que no puede permitirse. Ya uno se cansa de oír siempre lo mismo, que Colombia tiene mucha impunidad, que no se investiga, que no hay responsables, etc.
-Política de tolerancia cero con soldados, oficiales y unidades relacionadas directa e indirectamente con los paramilitares y que cometan abusos.
En principio, tratar los casos por orden de gravedad y no siempre de llegada. Ponerles más atención a las denuncias serias y sustentadas, porque no todas las ONG son "terroristas", así muchas sí sean ácidas en sus críticas. Me dirán que pueden temerse purgas como las del estalinismo, quizás, pero cuando hay un tumor que lentamente nos va matando, hay que extirparlo de raíz así sea dolorosamente (o sino, es mejor ir comprando el ataud; apague y vámonos). Hay que reconocer que hay un grave problema: como vamos, no vamos bien.
-En lugar de ser tan generosos con las rebajas de penas, construir nuevas cárceles con mejores condiciones tanto de seguridad como higiénicas y rehabilitatorias.
Las cárceles en Colombia, sobre todo las más viejas, parecen más bien escuelas del crímen que centros de reclusión, y el liberar antes a los presos lo que hace es debilitar el supuesto poder coercitivo que deberían tener las cárceles a corto plazo, y también el efecto rehabilitatorio que tendrían a mediano o largo plazo.
Economía:
-Aumentar la base de contribuyentes combatiendo la evasión abierta y oculta, no subiendo los impuestos en sí mismos.
Eliminar exenciones supérfluas que no atraen inversión y sí causan pérdidas serias. Lo justo, aquí o en China (y más aquí porque estamos sin plata, literalmente) es que los que tengan más, paguen más, y los que tengan menos, menos (en teoría ya es así, pero en la práctica no tanto). Estamos en guerra y eso exige sacrificios, y más cuando no sólo tenemos que cubrir los gastos militares, sino también muchos otros que son igual o más importantes.
-Empezar a poner nuestras necesidades más inmediatas por encima de caerle bien al Banco Mundial o al Fondo Monetario Internacional.
No es que toque romper con ellos de una vez, ni que fueramos locos y masoquistas, pero la verdad es que el estado debe apartarse gradualmente de la estricta ortodoxia económica (sólo pensar en reducir el déficit, reducir la inflación, pagar a tiempo las deudas, etc.) para cumplir con sus obligaciones reales, ya por largo tiempo atrasadas. ¿De qué sirve tener una buena calificación económica para los inversionistas si la gente se está muriendo de hambre ? Hasta sería mejor seguir prepagando la deuda que acogernos siempre a intereses más injustos cada año y pensar en otras medidas. Desde luego, a largo plazo sería posible volver a alinearse del lado de la ortodoxia, pero si no mejoramos nuestro punto de partida físico y real, si nuestra economía no crece y produce empleo, vamos a quedarnos siempre rezagados y soñando con un milagro inversionista que no llegara mientras no haya paz (como mínimo...).
-Si el Tratado de Libre Comercio se negocia con condiciones que nos traerán en el corto-mediano plazo más sacrificios que beneficios, es mejor aplazarlo por ahora.
Un país tan necesitado no puede darse el lujo de autoflajelarse repetidas veces , esperando la llegada prometida de riquezas futuras que han sido esquivas desde la apertura de Gaviria. Me da mucha pena, como dice cierto personaje con quien tengo varias (¿serán sólo "varias"?) diferencias, pero si vamos a seguir en un círculo vicioso de abrir mercados rápidamente para crear cada vez más necesidades y no solucionarlas, entonces un TLC no sirve. Como país y como economía, debemos prepararnos bien primero y luego participar en la carrera, no correr a ver si de milagro llegamos de primeros (cuando sabemos que igual no lo vamos a lograr), porque en ese caso lo más seguro es que nos quedemos sin aliento y hasta nos puede dar un ataque al corazón.
Política
-Estar mucho más abierto al diálogo constructivo con los críticos, que pueden tener la razón algunas veces.
Promover el respeto mútuo y no entrar en una ronda de costosos exabruptos de circo que no le sirven al país y sólo dan audiencia pasajera. El que gobierna no siempre tiene toda la razón, debe estar dispuesto a admitir errores y a oír sugerencias. No es cuestión de volverse débiles, es cuestión de ser realistas y ver que las críticas externas e internas no siempre son hechas de mala fé.
-Poner al Congreso en cintura, a trabajar en serio en las reformas y leyes.
No puede ser que la ineficiencia, la corrupción y la pereza sean los pilares de su labor. Se debe castigar de manera radical el ausentismo, el favorecimiento y el sabotaje (ojo, otra cosa es la oposición, que es algo diferente). Hacer tratos con los políticos tradicionales no sirve sino para caer en sus trampas. Si hay que hacer una revocatoria, se hace. Si hay que hacer una reforma a la vez pero con constancia, se hace. Si se ha ganado con ventaja las elecciones y supuestamente un presidente tiene un X% de popularidad (en todo caso una pluralidad de la opinión), eso da un mandato popular que vale más que el clientelismo y nepotismo de siempre. El equilibrio de poderes debe existir, sí, pero es que en nuestro Congreso lo que hay es un desequilibrio total a favor de todos y de ninguno a la vez. Es el reino del egoísmo y de la anarquía, en nombre de la "independencia legislativa". Resultado: A duras penas el Congreso funciona sin desmoronarse en medio de su propia suciedad.
-Pensar seriamente en implementar el Parlamentarismo, pero como un objetivo a futuro y no inmediato.
En las condiciones actuales, el Congreso no está lo suficientemente maduro como para asumir esa responsabilidad. Si no se mejora primero su funcionamiento, entonces no sería más que un lavado de cara, pero seguirían los mismos en las mismas. En todo caso, faltaría realizar más estudios para saber cómo lo implementaríamos "aquí y ahora".
Relaciones Internacionales
-Mantener en el mediano plazo unas estrechas relaciones con EE.UU., pero mostrar que no siempre tenemos que estar de acuerdo con ellos en todos los temas.
Tenemos que mantener cierto equilibrio, por más que haya que recurrir a la ayuda de EE.UU. (a falta de otras, más que por cualquier otra cosa, en mi opinión) y agradecerles en cierto grado. Que no se nos olvide que también tenemos el derecho de disentir y la capacidad de relacionarnos independientemente con otros países y con otras ideas. Después de todo, el actual gobierno en Washington tiene relativamente buenas relaciones con muchos países de diferente signo, con todo y guerra de Irak, con todo y otras diferencias. Debe existir cierto margen de maniobra irreductible, hay que dejar en claro que respetamos a EE.UU., pero no somos ni queremos ser vasallos sin voz ni voto propio.
-Intentar solucionar de una vez por todas los problemas limítrofes y fronterizos con Venezuela y los demás países de la región.
Podemos dejar la retórica y hacer que la cooperación policial y militar sea real, respetando la soberanía mutua y el derecho de ambos países a mantener distintas políticas, pero sin caer en declaraciones absurdas y en provocaciones inútiles por cualquier incidente. Hay que reglamentar todas éstas cosas, así sea hablando con un Hugo Chávez o con cualquier otro personaje venezolano en el poder. Las diferencias ideológicas no son una excusa válida para dejar éstos temas en el aire, porque antes tampoco se hizo mucho al respecto y hoy sufrimos las consecuencias de ello.
-Pedirle seriamente una definición a la "comunidad internacional", saber qué quieren sus miembros exactamente y qué tanto nos van a ayudar para solucionar el conflicto y/o para abordar los otros temas (desplazamiento, pobreza, criminalidad, drogas, etc.)
Hay que entender que necesitaríamos ayuda internacional seria para resolver más fácilmente éstas cuestiones, y hay que insistir en su búsqueda. Claro, oyendo las quejas y tratando de acoger las recomendaciones, pero también pidiendo que su ayuda sea proporcional al esfuerzo que nos exigen hacer. Pero si hacemos el esfuerzo y la "comunidad internacional", la ONU, etc. nos van a exigir más y no nos ayudan, pues sería la hora de dejar los formalismos y hablar con sinceridad, hablar clara y directamente. Si la idea es que no nos van a ayudar, pues entonces es mejor no aceptar migajas. Exigir mucho y ayudar poco es muy fácil, lo difícil es realmente definir una posición y ser consecuentes (va tanto para el resto del mundo como para nosotros mismos).
Narcotráfico:
-Gradualmente reducir las fumigaciones a su mínima expresión y fomentar otras alternativas de erradicación
Pues eso, aceptar que las fumigaciones no son el mejor método para erradicar los cultivos ilícitos sino que traen bastantes complicaciones directas e indirectas, como el desplazamiento y el extender los cultivos a otras zonas del país. No tiene sentido dejar de explorar otras vías con menos efectos secundarios reales o potenciales, como la erradicación manual y la sustitución. Por más que sean alternativas más costosas inicialmente, son mejores a largo plazo.
-Promover abiertamente que se realice un debate internacional que realmente aborde el problema y llegue a plantear soluciones reales y profundas para el mismo.
Es ilógico que cada vez se critique más la "guerra contra las drogas" pero que casi nadie trate de cambiar seriamente ésta estrategia, a nivel de gobiernos de todo el mundo. Quizás tendríamos que empezar promoviendo una discusión regional, pero enlazarnos con las corrientes en ese sentido que también existen en Europa e, inclusive, en los mismos Estados Unidos. No se trata de que se legalizen las drogas como si esa fuera la varita mágica, pero hay que darle la cara al problema, a sus consecuencias, a las ventajas y desventajas de los métodos que hoy se emplean para tratarlo. Hoy el tema está casi que monopolizado por defecto por los Estados Unidos, el resto del mundo sólo se ocupa a nivel interno del consumo (y eso que muy poco, si acaso), pero la situación colombiana les es casi indiferente y apenas critican pasivamente ciertos detalles, sin tocar el fondo de la cuestión, sin que cada quien se vea en el espejo y diga: ¿cuáles han sido los resultados, qué estamos haciendo mal/no hacemos, qué debemos corregir/hacer ?
Paramilitarismo:
-Plantear que se discuta un proyecto de "justicia, verdad y reparación" que realmente cumpla con los estándares legales y que al mismo tiempo sea atractivo para los desmovilizados, sin caer en excesos.
El proyecto actual tiene varios huecos y vacíos, principalmente porque se empezó pensando en cuál sería el grado de justicia necesario/conveniente y se dejó la reparación y la verdad para el final (de tal forma que ya no están en el título del proyecto). Al contrario, hay que empezar por la verdad y la reparación y sólo desde ahí derivar la justicia (no al revés). Quizás habría que retomar el proyecto que anteriormente presentaron Pardo y cia. No porque sea perfecto, sino porque es el más cercano a cumplir con las exigencias reales de "verdad, justicia y reparación". Hay que pensar menos en complacer a los paramilitares y más en la real trascendencia del proyecto para Colombia entera. Si el estado y la sociedad tuvieran una posición firme y relativamente unificada, los paramilitares tendrían que bajar sus demandas y ser más realistas (o irse al monte, en su defecto). Pero como hay tanta improvisación, pues los paramilitares aprovechan para jugar al "más por menos" y eso tumba todo el sentido del proyecto, lo vuelve blanco de mil críticas y hoy parece que no funcionará a la larga, ni para ellos ni para casi nadie.
-Exigir un cumplimiento real del cese de hostilidades con su consiguiente verificación efectiva, o abiertamente descartar ese requerimiento del proceso de desmovilización.
Es que estamos viviendo diariamente una tragicomedia, por un lado se habla de paz y de cese de hostilidades y por el otro mueren X personas bajo las balas de los paramilitares. O las cosas se hacen bien, con seriedad, o sino hay que ser sinceros y decir "no exigimos un cese de hostilidades, sino sólo una reducción". En cualquier caso, también hay que exigir y verificar efectivamente que se cumpla con lo pactado, con las desmovilizaciones (¿OEA, dónde estás que no te veo...?), y en resumen no permitir la reincorporación de esos señores al conflicto por la puerta de atrás (ni la de los narcos al proceso para que se "laven" sus fortunas). No tiene sentido dejarnos pisar la cola a nosotros mismos de ésta manera y pretender que "el tiempo y el viento" solucionarán el problema (y no es una indirecta contra Omar, a quien respeto, aclaro).
Para reclamos penales, favor no contacte al autor. Seguramente se le practicará la abstención activa.
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