LA HORRIBLE NOCHE

Sin dejar de desearle un buen descanso al fallecido romano pontífice, como a cualquier ser humano, ya comienzan a mostrarse otros asuntos de actualidad que merecen un cubrimiento mediático mayor (sin contar los que se quedan siempre en veremos).

Por ejemplo, veamos a China, el gigante dragón rojo (quizás hablaremos de la otra cosa, en su debido momento).

Ya se ha vuelto costumbre que se hable del potencial de China, y de las múltiples visitas e intercambios comerciales y diplomáticos entre el mundo occidental y éste país tan misterioso como cultura y seductor como mercado.

Mejor dicho, hay todo un cortejo. Y claro, ni que fueramos inocentes, aquí en Colombia también intentamos unirnos a la fiesta desde nuestra modesta capacidad para la adulación. Lo curioso es que, propiamente hablando, estamos bastante lejos de la esfera china de influencia. Mucho más que, por ejemplo, nuestra vecina Venezuela.

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O también más lejos que buena parte de la Unión Europea, aunque allí empiezan a presentarse algunas dudas morales al respecto, en particular sobre el embargo de armas que la divide ante esa potencia. ¿Pesarán más los intereses comerciales o los morales? No sé...pero me late que los primeros, al menos por ahora.

Sí, la situación de derechos humanos en China no es propiamente muy bonita que digamos...no por impotencia y corrupción estatal (como en Colombia, más o menos) sino más bien por todo lo contrario, por su eficiencia represora y su disciplina política, con todo y que quieren causarle buena impresión al mundo con iniciativas tales como los futuros Juegos Olímpicos del 2008.

Y si bien es anecdótico que China haya publicado un informe de derechos humanos sobre los EE.UU., revelando un cierto grado de hipocresía de parte de éstos últimos, al final los millones de dragoncitos siempre resultan algo más quemados en ese tema.

Con todo, todavía son muchas las veces que les resulta muy bien el negocio tanto a los que hacen fila india (¿o debería decirse fila china?) como a los propios chinos, quienes no dejan de ser codiciados de alguna manera por los demás países de nuestra región, como Argentina,Chile,Perú, y Brasil.

La competencia es dura, pero al final, al menos en nuestro vecindario creo que se impondrán no sólo los intereses económicos sino en buena parte los estratégicos e ideológicos. Sino, no es posible entender cómo es que China y Venezuela han firmado, supuestamente, más de 57 acuerdos en cinco años. No creo que sea simplemente por excentricidad del presidente Chávez.

Probablemente Uribe no vendrá de su gira asiática con las manos vacías. Después de todo, China es grande y hay suficiente ponqué para repartirle a todos los invitados a la mesa. Pero los que se llevarán la mayor tajada serán siempre los amigos de la casa y los grandes socios por conveniencia, no los invitados de cortesía y los conocidos a través de terceros.

Aunque, al fin y al cabo, el anfitrión siempre quiere quedar bien con todos. Porque le conviene. Mientras dure la fiesta, todos ponen y todos ganan...pero no en igual medida.