viernes, abril 01, 2005

Con esos amigos...


Vaya...¿qué tal ésto?

Y no es la primera vez que ocurre...ya había pasado un tiempo desde que estalló el famoso escándalo de los esposos Hiett, quienes alegremente, al menos en el caso de la distinguida esposa, se decidieron a ganar unos cuantos dólares más enviando mercancia valiosa al norte del hemisferio.

Y el esposo, colaborador tardío o no, pero definitivamente irresponsable desde el principio al ser un oficial anti-drogas (¿anti?), terminó prematuramente su una vez brillante carrera...aunque, estrictamente hablando, le dieron apenas una palmada en la mano. A su esposa le fue algo peor, pues al menos obtuvo unos cinco años detrás de las rejas.

Quizás por ser el día de los inocentes, como lo es también hoy (en EE.UU.), supongo.
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Ese es el antecedente, pero ahora parece que se repite la historia y, otra vez, hay militares norteamericanos metidos en el "negocio de los polvos" (no en el sentido castellano de la palabra, obviamente)...

Sí, claro, es cierto que nadie, de ninguna nacionalidad, es inmune a las tentaciones del dinero fácil (véase el auge mundial de las televentas y demás variedades de telebasura) y de los negocios ilegales. Pero, a los ojos de ciertas personas, todavía se supone infantilmente que las drogas son un mal que Colombia le ha dado al mundo y que todo se solucionaría mágicamente si nos lanzaran una bomba atómica.

Es una exageración, pero más de una vez la he oído mencionar, no es invento mío. Causa algo de risa, quizás, pero detrás de la risa queda un sabor amargo.

Y si efectivamente así fuera, si todo se reduciera a un problema colombiano, uno pensaría que seríamos los colombianos los únicos responsables por tales actos delictivos y sus consecuencias...pero no, resulta que no, tenemos una buena compañia. Ahí está el ejemplo de la familia Hiett y de algunos militares actuales.

No sólo por parte de los gringos, sino que hasta los argentinos
, por decir cualquier cosa, tienen sus propios enredos sucios (y que conste que no pongo el peor ejemplo que se me ha venido a la cabeza...en parte porque quiero conservarla intacta unos años más). Pero hay más, muchos más.

En todos los continentes y en todos los países, me atrevería a decir, hay "amigos" que se embarcan en la misma travesía hacia la locura y, felizmente para ellos (o eso creen), hacen parte de una de las grandes cadenas delictivas del momento.

Todo por el billete verde, todo por unos polvos (ahí sí en todos los sentidos de la palabra).

A fin de cuentas, el narcotráfico sigue siendo un complejo problema mundial, que nos afecta e involucra a todos los países de alguna manera, y así como Colombia no lo va a resolver por sí misma, el mundo tampoco lo va a resolver sin preocuparse por lo que sucede en Colombia, en alguna medida.



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